El Condicionamiento del Amor

Quizá nunca lo hayas notado, pero las tentaciones, cuando ocurren, atacan tus propósitos, tu fidelidad o tus vocaciones. ¿Te has dado cuenta también de que, en esos momentos, empiezas a dudar de tu propia capacidad, a cuestionar si aquello en lo que crees realmente vale la pena, y muchas veces te dejas llevar por pensamientos que convierten el amor en algo condicionado, como en la frase: “Si me amas…”? Un ejemplo clásico es Dalila, que hizo precisamente eso con Sansón, con consecuencias trágicas.

Sin embargo, el amor, por definición, es incondicional.

La Oración en Getsemaní

En Getsemaní, el sentimiento predominante en Jesús fue la agonía — un término que, en griego clásico, transmite la idea de combate. ¿Cuánto le costó a Jesucristo no condicionar su amor por la humanidad?

Después de la oración, Jesús salió transformado. La gran lección es que, siempre que nos sintamos tentados, debemos recordar el poder de la oración y decir: “¡Dios, ayúdame a querer!”. En el momento en que exclamó: “Aparta de mí este cáliz”, Jesús dejó claro también: “Necesito cumplir esta etapa.”

Jesús ya preveía el sufrimiento, pero su súplica fue precisamente para no condicionar su amor.

Inmediatamente después de la oración llegó la primera tentación: la traición de Judas. Y surgen muchas preguntas:

¿Amaba Judas a Jesucristo? Probablemente sí.
¿Traicionó Judas por dinero? Probablemente no.
¿Es posible que Judas, impulsivamente, haya querido forzar a Jesús a convertirse en el Mesías guerrero que los judíos esperaban? Quizá, esperando una reacción similar a la de Pedro, que cortó la oreja del soldado romano.
¿Era necesaria la traición de Judas para que se cumpliera la profecía? No, pues todos conocían a Jesús.
La desesperación de Judas radicó en pensar que el amor de Jesús no era incondicional.

Durante la Semana Santa, todos los apóstoles se comportaron mal, especialmente Judas, que se quitó la vida, y Pedro, que negó a Cristo. Sólo Juan permaneció firme, junto a María. Pero, ¿dónde estaban los otros nueve apóstoles?

Los personajes de la Pasión de Cristo son hombres llenos de fallos, inseguridades, miedo, angustia y dudas. Antes de la crucifixión, Jesús aún podría haberse echado atrás. Sin embargo, resistió: los azotes, el vía crucis y el juicio ante Pilato.

En la Cruz

Cuando Jesús clamó en la cruz: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?”, a primera vista podría parecer un grito de desesperación. Pero para comprender esta frase, es necesario entender la verdad que hay detrás de esas palabras: se trata del inicio del Salmo 22, el salmo que profetiza la Pasión de Cristo y la victoria de Aquel que no se rindió.

¿Cómo Vivir un Amor Incondicional?

“Dios mío, ¿por qué no te cansas de mí?” — esta frase de Job refleja la certeza de que Dios nos ama incondicionalmente.

Jesús nos enseña: “Amaos los unos a los otros como yo os he amado (incondicionalmente).”

Es interesante reflexionar cómo incluso las canciones infantiles transmiten la idea de amores condicionados, como en la ronda que dice:

“El anillo que me diste era de vidrio y se rompió; el amor que me tenías era poco y se acabó.”

De igual manera, la famosa frase “que sea eterno mientras dure” expresa amores llenos de condiciones, lejos del verdadero amor incondicional que Cristo nos enseña.

El Hijo Pródigo: Ejemplo de Amor Incondicional

Otro gran ejemplo de amor incondicional es la parábola del Hijo Pródigo. Narra la historia del hijo menor, lleno de fracasos, que, al regresar, se coloca en la posición de un simple siervo ante su padre.

Es importante entender que Dios es capaz de todo, salvo de obligar a alguien a amarlo. Porque el amor incondicional consiste en permitir que el otro ame libremente.

En cuanto al hijo mayor, aunque se quedó en casa, vivió toda su vida como un siervo. Nunca comprendió que trabajaba con el padre y no para el padre.